Superando la Idolatría Sexual y Relacional 3° Parte


Tenía que elegir: ¿quién me dominaría: Jesús, o los dioses sensuales que ataban mi género? Recuerdo la noche cuando decidí cerrar la puerta a las opciones homosexuales.
Cerré la puerta, no porque Dios me la hizo fácil, sino porque Él me otorgó la gracia en mi lucha para decidir quién me iba a dominar. Tenía que ver con una cuestión de adoración, una decisión que sólo yo podía tomar.

Y elegí bien. ¡Elegí a Jesús! Los límites se tornaron muy claros. Al seguirlo a Él, determiné que sólo Él definiría mi humanidad y mi destino. Saqué el poder de las manos de mi quebranto, rebelión y cultura. Dije en un sentido muy básico: “Jesús, quiero vivir para Tu Reino. Sé el Señor de tu imagen en mí: ¡Levanta lo que te place a ti!”

La cruz recobró un nuevo significado poderoso; se convirtió en mi límite, la realidad que me definiría, el recordatorio de Su poder liberador, como así también los límites dentro de los cuales tenía que vivir yo para permanecer libre. El Reino tiene sólo una condición: rendimiento incondicional. En el Reino de Cristo no se acepta la doble ciudadanía

Jesús vino a vivir en mi cuerpo, la morada de la imagen de Dios en mí. Este templo alberga a Otro. No tengo la libertad de hacer lo que me plazca con este cuerpo. Alguien más grande vive en mí y yo me debo a Él. Mi única respuesta a Su misericordia es buscar glorificarlo y hónralo a Él en mi cuerpo. Esto tiene repercusiones enormes para mi sexualidad y relaciones.

Él me dio poder durante el transcurso de mi largo proceso de restauración para vivir dentro de los muros del templo. Allí reconocí que mi sexualidad involucraba no sólo lo que no debía hacer, sino también a lo que estaba yo destinado: un hombre para una mujer, y una mujer para un hombre. A nosotros, al Señor y a nuestros amigos íntimos, nos pareció sabio que nos uniéramos como marido y mujer. De esa unión surgió un hermoso e inteligente hijo, y hasta el día de hoy vivimos un matrimonio apasionado; Él alineó mi sexualidad con propósitos nobles y profundamente humanos.

En el meollo eso implicaba el compromiso y la complementariedad. A medida que le era fiel a ambos, amé bien a Daniela. Ese amor se convirtió en un acto de adoración a Cristo.

La decisión acerca de quién adoraría yo fue el fundamento de dicha libertad. Y esto sigue siendo una decisión crucial para todos nosotros a la luz de un mundo que se ha convertido en un campo de batalla para la adoración de Dios y los ídolos.

Comentarios

  1. EN EL REYNO DE DIOS NO SE ACEPTA LA DOBLE CIUDADANIA.

    EXELENTE Y SABIA FRASE

    no se puede decir pues que se tienen valores y que se siente el amor en el corazon, si se sigueN con las practicas de idolatria al sexo, y que estan en contra de los valores que se dicen tener.

    Un ejemplo Ricky Martin dice que lo unico que el le da miedo, es la sangre que corre por las calles de paises en guerra, a la esclavitud sexual infantil, al terrorismo, al cinismo de algunos en el poder, al secuestro de la fe.
    pero al decir esto se contradice pues no se puede decir una cosa y hacer otra, porque el tiene dos niños que el dice ama con todo su corazon, PERO LES NEGO EL DERECHO A QUE ESOS PEQUEÑITOS CONOCIERAN Y RECIBIERAN EL AMOR DE SU MADRE. estaran sin identidad, pues sabran que su padre decidio tenerlos de manera egoista, muy a su manera. manipulando a dos pequeños solo para cumplir un capricho, como si fuera un dios.
    esa es su justicia, eso es lo que puede hacer su corazon, solo llenar a esos NIÑOS con su propio amor, pensando que no necesitan a nadie mas. mucho menos el amor de su madre puro y genuino. Valla contradiccion.
    Ahora si que CANDIL DE LA CALLE OSCURIDAD DE SU CASA.

    por eso o se sirve a los IDOLOS o se sirve a DIOS.

    saludos

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